Todos tenemos sueños. Sueños y deseos nobles que chocan tantas veces con nuestra propia realidad.
Navidad es un tiempo que se asocia irremediablemente a los sueños ilusionantes de grandes y pequeños, un tiempo en que parece que parte de ellos se cumplen, y no necesariamente
porque a uno le toque el gordo de la lotería.
Este cuento ilustrado habla de sueños: los sueños de un niño que se convierte en paje nada menos que de los tres Reyes Magos de Oriente. Ante una situación de pérdida y desconcierto,
un niño “salva” la Navidad con su espontaneidad, sus cantos y su alegría. El desenlace, como en todos los cuentos navideños, nos conduce al portal de Belén.
Un bello relato, escrito con poesía y musicalidad silenciosa, que encandila a grandes y pequeños. Y no es fácil ser originales ante el episodio mil veces narrado del viaje de los Magos a Belén: en el imaginario colectivo hemos interiorizado, año tras año, esta historia que nos marcó desde niños. Poco más se puede inventar, pero pocos episodios del Nuevo Testamento son tan populares y tan fáciles de entender a pesar del misterio que envuelve a sus personajes.
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