Ya el título del trabajo, Ritos que transforman, nos abre a concebir la práctica religiosa desde su capacidad de cambio, y el rito como expresión viva de la fe que sitúa a la persona ante lo siempre posible, ante el paradigma del hombre nuevo y el horizonte de la construcción del Reino en el que todos, mujeres, hombres y, especialmente, los que se encuentran en los límites de nuestras sociedades tienen cabida. El título no defrauda.
Depalma enlaza con la tradición del movimiento litúrgico que se forjó en la Iglesia a finales del siglo XIX y que sería fuente de inspiración para el Concilio Vaticano II, y pretende retomar reflexiones litúrgicas abiertas por el Concilio que quedaron aparcadas en las últimas décadas. La pregunta que recorre todo el texto es: ¿qué es lo esencial en nuestras celebraciones? ¿El lugar, el momento, el celebrante, la comunidad, la Palabra, la dimensión simbólica?
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