El profesor de Sociología y de Relaciones Internacionales Rafael Díaz-Salazar sigue presentando con éxito su libro 'Educación y cambio ecosocial. Del yo interior al activismo ciudadano', una obra que propone un nuevo proyecto educativo basado en el cultivo de la interioridad, la iniciación al activismo social y el desarrollo de estilos de vida alternativos. En una entrevista con la revista 21, publicación mensual de contenido social e inspiración cristiana, publicada en el número de junio de 2016, el profesor de la Universidad Complutense de Madrid habla del objetivo de la obra, el desafío medioambiental para la sociedad y en concreto para las familias y la escuela, la importancia de la encíclica Laudato si’, el activismo ciudadano...
“El libro –explica Díaz-Salazar– está escrito desde una perspectiva ecológica, basada en el Evangelio, la Laudato si’ y el pensamiento ecologista laico. Ahora bien, no es un libro sobre ecología. Abordo la educación de la interioridad, la educación para participar en el cambio ecosocial y la transformación de las familias y los centros de enseñanza en ámbitos de educación integral de las diversas dimensiones de la personalidad”.
Díaz-Salazar se muestra convencido de que hay muchos ciudadanos que quieren cambiar el modelo de sociedad imperante. “Otra cosa –matiza– es que todavía no seamos suficientes para que otra economía y otra política sean posibles”. Pero en una metáfora muy gráfica, considera que “la sociedad ya está embarazada de cambio social y sufre los dolores de parto para alumbrar nuevas formas de organización y distribución de los bienes”.
Entre los déficits, lamenta que “todavía hoy muchísima gente piensa que el problema ecológico ‘no es para tanto’”, y apunta algunas causas de ello: “Los centros de enseñanza no tiene currículos ecológicos. No tenemos contacto suficiente con la naturaleza. No estamos atentos a la pobreza generada en el mundo por las empresas transnacionales que están destruyendo el planeta para hacer posible la reproducción de nuestros estilos de vida”. Incluso culpa de ello a sectores de Iglesia: “¿Cuántas iniciativas hay en la Iglesia española sobre esta temática?, ¿cuál es el nivel de activismo ecologista del mundo cristiano?”.
Entre las soluciones que se pueden adoptar, propone “una conversión ecológica” y que la educación familiar y escolar “tiene que reorientarse y repensarse como contracultura”.
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