- Un reconocimiento a su labor asistencial especialmente con los enfermos de ébola.
- PPC ha colaborado en la publicación de algunas de sus reflexiones sobre hospitalidad y acogida.
La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios ha sido galardonada con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2015. El jurado, cuyo fallo se conoció el miércoles 2 de septiembre, ha querido reconocer el trabajo realizado por estos religiosos desde hace más de 500 años y que en la actualidad continúan más de 1.000 hermanos en 53 países de todo el mundo.
La Orden ha dedicado el premio de manera especial a Miguel Pajares y Manuel García Viejo, fallecidos en 2014 víctimas del ébola, durante su trabajo como misioneros en Sierra Leona y Liberia, así como al resto de religiosos y colaboradores muertos mientras trabajaban a favor de los más desfavorecidos. Los 50.000 euros con que está dotado el galardón irán destinados, precisamente, a seguir luchando contra el ébola. Vida Nueva se ha hecho eco en numerosas ocasiones de esta tarea (ver más aquí).
También a través de la publicación editorial, PPC ha colaborado con estos religiosos. La Orden Hospitalaria San Juan de Dios es una de las mayores organizaciones internacionales de cooperación sin ánimo de lucro del mundo. Entre sus postulados, la defensa de los derechos humanos, el fomento de la paz y la solidaridad y el entendimiento entre los pueblos. Además de centros, fundaciones y comunidades de religiosos, visibilizan su compromiso a través de iniciativas de concienciación como seminarios o jornadas de estudio.
Los contenidos de algunos de estos cursos, así como la experiencia de los hospitalarios, han quedado recogidos en varios libros de PPC: 'Sobre la hospitalidad' y 'No olvidéis la hospitalidad' (ambos de Francesc Torralba) y 'Necesidades espirituales de las personas enfermas en la última etapa de sus vidas', en el que participan miembros de todas las Unidades de Cuidados Paliativos de la Orden en España.
(*) Foto: Miguel Pajares, religioso hospitalario que murió tras contagiarse de ébola en Liberia, donde pasó media vida como misionero entregado a los más pobres.
