JOSÉ LUIS CORZO.- Con la presentación de este libro en la embajada española ante la Santa Sede empezó oficiosamente el magno Congreso vaticano sobre los 50 años de Gravissimum educationis.
Cabría confrontar inicio y fin del congreso: estas 276 pp. y las tres respuestas de Francisco –sin papeles– a otras tantas preguntas: ¿por qué es cristiano un colegio? Por impulsar lo humano; nunca hagáis proselitismo, dijo. ¿Y para su “cultura del encuentro”? Dejad tanto centro e id a los descartados; y no por caridad: para que hablen ellos. ¿Y educar en esta “tercera guerra mundial a trozos”? Sin amurallarse, concluyó.
Al confrontarlos, notaríamos enseguida un rasgo típico de Francisco: habla siempre del globo entero –con más pobres que ricos, por ejemplo– y no del terruño, como debe hacer nuestro autor con coraje y tino para detener la agonía de esta escuela católica (EC) consigo misma. Javier Cortés es del oficio y se las sabe todas, hasta darnos una obra que, si no apasionara, podría fatigar como una enciclopedia a algún lector. Seguir leyendo la reseña