DARÍO MENOR. ROMA.- El papa Francisco ya tiene en sus manos el Nuevo Testamento de la Biblia de la Iglesia en América (BIA), el gran proyecto editorial realizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y financiado por el Episcopado estadounidense. El presidente del CELAM, el mexicano Carlos Aguiar Retes, arzobispo de Tlalnepantla, y su secretario general, el chileno Santiago Silva Retamales, obispo auxiliar de Valparaíso, entregaron al Pontífice una copia de esta primera parte de la BIA en una audiencia celebrada el miércoles 6 de mayo, en la Domus Santa Marta, la residencia vaticana donde vive Jorge Mario Bergoglio. En el encuentro participó también Aurelio Matos, director general global de PPC, encargada de la publicación del Nuevo Testamento de la BIA.
Para Francisco, ver la primera parte de esta traducción de la Biblia realizada por y para los hispanohablantes de toda América supuso recoger “un fruto esperado”. “Lo valoró enormemente y se comprometió a leer pasajes bíblicos junto con sus notas de este Nuevo Testamento y hacernos saber su parecer”, explicaron Aguiar Retes y Silva Retamales tras la audiencia con el Papa, que duró unos 45 minutos.
Francisco valoró los recursos y el tiempo invertidos en este proyecto, iniciado hace diez años. “En lo que más insistió fue en la importancia que tiene la Palabra de Dios en la formación y seguimiento de Jesucristo por parte de todo cristiano. Sin ella no hay conocimiento de Jesucristo ni amor hacia Él ni a los hermanos”, contaron el presidente y el secretario general del CELAM.
A juicio de ambos, la BIA representa el momento de “madurez bíblica” y el “empuje de la nueva evangelización” que ha alcanzado la comunidad eclesiástica en América Latina. “Es una Iglesia que cada vez más quiere salir al mundo con el anuncio de la Palabra. Traducir la Biblia y ofrecerla a familias, hombres y mujeres del continente nos hace una ‘Iglesia en salida’”.
Aguiar Retes y Silva Retamales hablaron con el Papa sobre los destinatarios de la BIA y sus traductores, algunos de los cuales Francisco conocía. También trataron la posibilidad de confeccionar los leccionarios a partir de este texto bíblico para el servicio litúrgico de las conferencias episcopales. Igualmente, mostraron la importancia de que la Palabra de Dios llegue a todo el Pueblo de Dios “de modo accesible no solo en cuanto al dinero se refiere, sino también accesible en su lectura”.
Para los miembros de la cúpula del CELAM, esta iniciativa coloca a la comunidad cristiana latinoamericana “a la vanguardia”. “Nunca se había afrontado un desafío de tamaña importancia pastoral como la traducción de la Sagrada Escritura hecha por latinoamericanos y para latinoamericanos”, destacaron, agradeciendo la “indispensable ayuda”, especialmente financiera, brindada por el Episcopado estadounidense, que ha acompañado de forma permanente el proceso de traducción. De hecho, el proyecto de la BIA nació porque la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos quería contar con una Biblia en lengua española para la comunidad hispanohablante que reside en aquel país.
Para el presidente y el secretario general del CELAM, siempre ha estado claro que la BIA no debía “ocupar el puesto que otras biblias tienen en la alimentación de la fe de tantos cristianos”, sino complementarlas, de modo que “la riqueza de todas las biblias que hoy utilizamos contribuya a un testimonio de Jesús más actual y valiente”.
Ambos relataron que, durante la conversación con el Papa, se produjo un momento divertido: después de que el Pontífice les pidiera que “hicieran lío”, hablaron sobre cómo traducir esta expresión a otras lenguas distintas al español.
Por su parte, Aurelio Matos también agradeció la deferencia de Francisco al recibirles y destacó el trato “dulce y amable” que les brindó, así como la gran atención con la que siguió las explicaciones de la BIA.
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