Cien años después de su muerte, Carlos de Foucauld sigue siendo una figura tan importante, tan leída y tan seguida porque, “para nosotros, es el que ha abierto caminos nuevos a la misión evangelizadora de la Iglesia”, “un ejemplo de evangelización y humanidad”. Lo dice Antonio López Baeza, sacerdote, escritor y poeta, que ha publicado en PPC ‘Carlos de Foucauld. La fragancia del Evangelio’.
López Baeza, que fue director de la revista de la Fraternidad Sacerdotal Iesus Caritas de Carlos de Foucauld, ha plasmado sus muchos años de investigación sobre el personaje en esta obra. En una amplia entrevista en Religión Digital, portal de información religiosa, explica el proceso de conversión del militar y vizconde de Foucauld: “Pasó 16 años en el Sáhara. Primero en Beni-Abbès y después en Tamanrasset, donde murió. Fue un hombre que nos hizo ver que la evangelización era, ante todo, un testimonio de amistad desinteresado. A partir de su experiencia con los creyentes del Islam, descubrió la belleza de la oración. Lo que más le impresionó fue la oración de los musulmanes. Ese fue el comienzo de su conversión, que se completaría cuando regresó a París”.
Preguntado por el papel que en este proceso tuvo el desierto, tanto físico como espiritual, López Baeza reponde: “Están muy unidos. El desierto, con su silencio y su soledad, invita a ir más allá de lo inmediato. Eso es el desierto geográfico, el físico. Pero también es importante ese desierto a nivel de la constatación de los propios límites, buscando a esos propios límites un sentido, un valor. Porque cuando el ser humano se encuentra desprovisto de medios, es cuando tiene que sacar lo mejor de sí mismo. Y es en ese momento también cuando el hermano Carlos de Foucauld comieza a profundizar en la contemplación, que él llamaría ‘adoración’”.
“Si te fijas en el libro –añade el autor–, la editorial PPC ha tenido el acierto de poner en la portada un desierto. Porque el desierto, junto con Nazaret, son los dos valores principales de la espiritualida del hermano Carlos”.
Otro de los rasgos definitorios del que fue primero monje trapense, luego sacerdote y finalmente ermitaño en el Sáhara, es el encuentro con el Islam: “Él recibió no solo el testimonio religioso orante de los musulmanes, sino que fue también asistido caritativamente por ellos. Y descubrió que la verdadera relación de un creyente con otro creyente, de distintas religiones, es la aceptación del valor de la persona humana, y del amor mutuo, de la fraternidad”.
En la entrevista, Antonio López Baeza habla de otros temas, como el fundamentalismo religioso, el poder político, los puntos de encuentro entre Carlos de Foucauld y el papa Francisco, los ataques internos que está sufriendo el pontífice o las reformas en la Iglesia. Sobre Bergoglio, un titular: “Hemos tenido un Papa político, uno intelectual, y ahora tenemos un Papa evangélico”. Leer la entrevista completa