Polarizados... ¿y divididos?
Cómo crear comunión en tiempos de conflicto
Para reflexionar sobre un problema de nuestra Iglesia
La polarización nos «encastilla» en nosotros mismos y va haciendo crecer cada vez más la distancia con los demás, incluso con la realidad, y esto sí que es grave. La polarización nos hace aislarnos de la propia realidad. Pensamos que nuestra realidad es la Verdad absoluta. Construimos nuestra propia realidad, que excluye a los demás. La polarización tiene mucho de egoísmo y crea muros que nos separan y nos oponen. Está claro que la polarización engendra más polarización.
Los extremismos son siempre el embrión de nuevos extremos en la posición contraria. No hemos más que mirar la sociedad para ver este fenómeno en la política, en las comunicaciones, en las relaciones sociales e institucionales, y también en la Iglesia. La polarización nos impedirá construir algo sólido y con fundamento.
- Tapa blanda