¿Sínodo sobre las familias o sínodo sobre la Iglesia? [1]

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PAULA MARCELA DEPALMA.- Con ocasión de la preparación del Sínodo de la Familia (Vaticano, 4-25 de octubre de 2015), muchos temas dan que pensar. Francisco habla de la familia en varios contextos, y los temas abundan. Planteo en este artículo y en el siguiente algunas cuestiones en espera de los resultados finales del sínodo:

- La familia como hospital y escuela.

- La relación entre los cónyuges.

- La familia ante la crisis cultural.

- Las familias desde la Iglesia.

Familia como hospital y escuela

La familia es, para Francisco, el “hospital más cercano”. En muchas partes del mundo, donde el hospital es un privilegio para pocos, y con frecuencia está lejos, “la mamá, el papá, los hermanos y hermanas, las abuelas, son los que cuidan a los enfermos y los ayudan a curarse”.

Es el lugar donde la muerte no tiene la última palabra porque Jesús venció a la muerte con su resurrección y “todos seremos restituidos a la familia”. La familia es el lugar del consuelo, de la acogida del llanto y de la esperanza frente a situaciones límites.

Pero además de acompañar en el dolor, en la familia se aprende cotidianamente a crecer y a madurar, a cuidarnos mutuamente, a construir una cultura de la vida.

Aunque no se descubra a primera vista, en la exhortación ecológica Laudato sí', la familia, junto con la educación, ocupa un lugar central.

"En la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La familia es el lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos, íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal. En la familia se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir 'gracias' como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea". (LS 213)

La familia es el ámbito donde somos cuidados y aprendemos a cuidar. Donde aprendemos los hábitos que marcarán el resto de nuestra vida y el buen o mal uso de las cosas. En definitiva, aprendemos a compartir la vida. Y las tres palabras que resumen este camino de crecimiento en familia son permiso, perdón y gracias.

La familia desde dentro: relaciones de igualdad

Mención especial merece el discurso del papa Francisco en la audiencia general del 29 de mayo pasado, sobre la dignidad del matrimonio:

"La semilla cristiana de la igualdad radical entre los cónyuges hoy debe dar nuevos frutos- explicó el Santo Padre- Así, el testimonio de la dignidad social del matrimonio será persuasiva, el testimonio de la reciprocidad entre marido y mujer, de la complementariedad. Y los cristianos tenemos que ser más exigentes al respecto. Por ejemplo: sosteniendo el derecho al igual salario por igual trabajo: ¡la desigualdad es un escándalo! ¿Por qué se da por descontado que las mujeres tengan que ganar menos que los hombres? ¡No! Tienen los mismos derechos. Al mismo tiempo hay que reconocer como riqueza siempre válida la maternidad de la mujer y la paternidad del hombre, sobre todo en beneficio de los niños. Igualmente, la virtud de la hospitalidad de las familias cristianas es de vital importancia hoy en día, especialmente en situaciones de pobreza, de degradación, de la violencia familiar".

Por primera vez se centra el pontífice en la igualdad radical de los cónyuges (en combinación con reciprocidad y complementariedad) y lo ratifica con la exclamación de que la desigualdad es un escándalo y que ambos cónyuges tienen los mismos derechos.

Además hace referencia en el mismo nivel de obligaciones y derechos a la maternidad y a la paternidad. Esto, que representa una novedad en el ámbito eclesial, está en estrecha relación con dos temas que afectan el desarrollo concreto de las familias: el trabajo y el cuidado de los hijos.

Las situaciones de desempleo o subempleo, la dificultades de mantener una vivienda digna sumado a las experiencias de desarraigo que viven las personas en esta cultura caracterizada por el desencuentro, como la describe Francisco, son algunas de las causas más importantes de la situación de crisis que viven muchas familias.

De momento no conocemos cuáles serán las recomendaciones del sínodo para la Iglesia en su acción pastoral con la familia. Solo constatamos una mirada atenta a los problemas a los cuales se enfrentan las familias y muchas palabras de aliento para quienes están en situaciones difíciles. Parece que las conclusiones no irán esta vez en sentido doctrinal, sino de renovación pastoral y eclesial.

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