HERMINIO OTERO.- En la última entrada de este blog, traíamos aquí el resultado de las aportaciones de cerca de 300 catequistas de las nueve diócesis de Castilla y León que se reunieron al final del curso catequético en el XXI Encuentro Regional de Catequistas, celebrado en Segovia bajo el lema ‘Catequistas con espíritu’.
En el trabajo en grupos, además de concretar las actitudes básicas que se necesitan para ser un catequista con espíritu, señalaron también las implicaciones que “ser catequista con espíritu” tiene en su propia vida.
Organizamos el resultado por temas [la cifra indica el número de grupos que aludieron al concepto señalado]:
Ser “catequista con espíritu” implica en mi vida…
Ser coherentes
- Testimonio con mi vida [9 grupos].
- Coherencia de vida [9].
- Ser catequistas las 24 horas del día [5].
Vivir comprometidos
- Compromiso y responsabilidad [3].
- Comprometido [2].
- Dedicar tiempo.
- Darse a los demás.
Sentirnos llamados y actuar en consecuencia
- Ser conscientes de que respondemos a una llamada [3].
- Conversión personal continua [3].
- Tener espíritu misionero [2].
- Agradecer [2].
- Ser y sentirse discípulos de Jesús.
- Dejarnos descolocar.
Vivir como cristianos
- Disponibilidad [4] y paciencia [6].
- Responsabilidad [3].
- Actitud de servicio [2].
Conocer y sintonizar con los destinatarios
- Familiaridad con la Palabra de Dios [2].
- Ser misericordioso [2], no moralista.
- Ir a misa y vida de oración [3].
- Participar más en la vida parroquial y diocesana [3].
- Generar inquietudes que compartimos en el grupo de la familia parroquial.
Prepararse y actuar en equipo
- Formación continua [6].
- Ser humildes [5].
- Trabajar en equipo [2].
- Preparar bien la catequesis, no improvisar.
- No caer en la autosuficiencia.
- Asumir los fallos y saber pedir perdón.
Actuar... con eficacia y libertad
- Ser cariñosos y acogedores [4].
- Dejarme interpelar por los niños.
- Disfrutar de lo que hago.
- Estar al lado de los más débiles y necesitados.
Esto es lo que los catequistas dijeron. Es un retrato que puede dar mucho para hablar y concretar aplicándolo a nosotros mismos. Por ejemplo:
- A nuestro juicio, ¿qué características esenciales faltan?
- ¿En qué se traduce cada una de ellas?
- ¿Cómo las podemos llevar a cabo personal y comunitariamente?.
Y esto es y supone todo un programa.