HERMINIO OTERO.- Como todos los años, cerca de 300 catequistas de las nueve diócesis de Castilla y León se reunieron al final del curso catequético. Este año lo hicieron en Segovia, en el XXI Encuentro Regional de Catequistas, celebrado bajo el lema ‘Catequistas con espíritu’, donde analizaron las claves de la difusión del mensaje del Evangelio.
El encuentro estuvo dirigido por Carlos Aguilar, entonces delegado de Catequesis y ahora vicario de Evangelización de la Archidiócesis de Madrid, que enmarcó su ponencia en el contexto de la nueva evangelización y de las aportaciones que hace el papa Francisco a la vida de los catequistas en su exhortación Evangelii gaudium. El ponente invitó a los catequistas a:
"Abrirnos sin temor a la acción del Espíritu Santo;
anunciar la novedad del Evangelio con audacia,
en voz alta y en todo tiempo y lugar,
no solo con palabras sino sobre todo con una vida
que se ha transfigurado en la presencia de Dios".
Después, reunidos por grupos, los catequistas concretaron qué actitudes se necesitan para ser un catequista con espíritu. Nosotros ordenamos y estructuramos el resultado [la cifra indica el número de grupos que aludieron al concepto señalado]:
Mantener la alegría y la esperanza
- Alegría [9 grupos].
- Entusiasmo [4] e ilusión [8].
- Optimismo y esperanza [6].
- Escucha [8].
- No venirse abajo ante las dificultades [4].
Arriesgar y crear
- Ser creativos [11].
- Estar abiertos a cambios [8].
- Ser arriesgados y valientes [3].
- Utilizar las nuevas tecnologías [2].
- Flexibilidad.
Orar y confiar en Dios
- Tener una actitud orante [8] y desde ahí enseñar a orar [3].
- Confianza en Dios, fe [6].
- Docilidad al Espíritu [4].
Trabajar en grupo
- Facilitar los encuentros con los otros catequistas [2]. ¿Qué imagen damos como equipo?
- Trabajar en grupo [2].
- Tener una actitud abierta para aprender de los demás, nos enriquece.
Ser más que hacer
- Disponibilidad [4] y paciencia [6].
- Responsabilidad [3].
- Actitud de servicio [2].
Conocer y sintonizar con los destinatarios
- Conocer a los niños [4], tener empatía con ellos [2].
- Apertura al mundo de los adolescentes y jóvenes para poder acompañarlos [3].
- Conocer sus lenguajes [4].
- Ponernos a su nivel, que ellos nos entiendan.
- Generar otros espacios de convivencia fuera de la catequesis [excursiones, campamentos, juegos...].
- Ser dialogantes [2].
- Mantener un mayor contacto con los padres [2].
¿Hubieran salido estas mismas características con catequistas de América? Por lo que conocemos, creemos que no. Pero aquí está esta foto que nos habla de lo que los catequistas viven, sienten y sueñan.