DIEGO TOLSADA, SM.- ¿Puede algo tan clásico como el vía crucis hacerse invitación novedosa a encuentros vivos hoy día? Junto a la localidad de Altenhundem (Alemania), está el monasterio Maria Köningin, para el que el artista alemán Werner Klenk ha creado un precioso vía crucis. Son tres grandes planchas de bronce de 0,5 x 2,5 metros cada una, en la que están esculpidas las catorce estaciones tradicionales, más la decimoquinta, dedicada a la resurrección.
El jesuita Bert Daelemans, profesor en Comillas, músico y arquitecto, ha compuesto un hermosísimo texto poético como reflexión y oración de ese camino de la cruz: 'Encuentros en el camino'. Ese texto va acompañado en cada estación de varias fotos, textos de los Ejercicios ignacianos y pistas para el discernimiento personal.
En nuestro propósito de señalar y acompañar lo nuevo que nace, aquí tenemos otra grata sorpresa. La obra es una preciosa síntesis de oración y arte a la altura de la sensibilidad de nuestro tiempo. En ella nos encontramos con la narración del camino de la cruz que recorrió Jesús por las calles de Jerusalén camino del calvario, trasformada en oración, que pasa así de ser recuerdo de un doloroso acontecimiento histórico pero que habría afectado solo a un imprudente y molesto judío del siglo I, a constituirse en clave de interpretación para tantos otros caminos de la cruz que jalonan nuestra historia. La historia doliente de Jesús es la historia doliente de todos los crucificados de la historia y eso nos permite ver en ella la misma pasión de un Dios solidario con las víctimas de todos los tiempos.
Y acompañando a esa historia de cruz, se dibuja también como en filigrana la historia de la condición humana de siempre. A través de las diversas estaciones, asistimos a la revelación de aspectos de nuestra vida, de la cada uno y de la de todos. Daelemans ha sabido unir espléndidamente arte moderno, devoción clásica y música de siempre, para presentarnos una práctica tradicional, plasmada en imágenes actuales, y un proceso de discernimiento y oración en torno a nuestra vida, creyente o no. De ahí el título: Encuentros en el camino. Una propuesta de discernimiento espiritual.
Al hilo del encuentro con Pilato, con el cireneo, con la madre, con Verónica y las mujeres, con la dura tierra del camino, con la madera de la cruz, con la muerte y el dolor del abandono, y con la luz de la resurrección, el que acompaña la historia de los últimos momentos de Jesús se va encontrando consigo mismo, en una antropología amasada no con los valores exitosos al uso de hoy, sino con las actitudes más profundas de nuestro ser humano y de nuestra fe: la necesidad de elegir y de estar disponible desde la humildad, como tres actitudes necesarias de entrada; los encuentros con el cariño, la solidaridad, la gratuidad, la fidelidad y el consuelo al otro incluso cuando uno está en el límite; los misterios de la entrega, de la trasparencia del despojamiento y la desnudez, de la obediencia y la confianza en medio del sinsentido de la muerte, y de la despedida de la vida, para acabar situado en la paciencia y encontrando la alegría.
Un bellísimo y profundo encuentro de la tradición y de la novedad, que sigue haciendo verdad que la vida sigue teniendo capacidades insospechadas de renovarse.