PAULA DEPALMA.– Continuamos planteando en este blog la radicalidad y excentricidad que encierran las obras de misericordia. Pero, ¿qué puede tener de novedoso, radical o extravagante educar al que no sabe?
Podemos encontrar algunas reflexiones del papa Francisco, quien se ha referido al mundo educativo como objetivo principal y lo ha hecho de diversas maneras. Ya como arzobispo, dedicaba anualmente una misa de apertura al año académico que solía acompañar con mensajes largos y exhaustivos sobre la tarea y misión educativa. Su preocupación no era solo teórica, sino que, con su apoyo, se funda una asociación dedicada a apoyar iniciativas sociales a partir de las escuelas. Esta iniciativa se consolida en la actual fundación pontificia Scholas ocurrentes, que ofrece recursos virtuales a todos los colegios y centros educativos que lo deseen.
También en las exhortaciones apostólicas Evangelii gaudium y Amoris laetitia hace especial referencia al mundo educativo desde un humanismo integrador de la realidad de los niños y jóvenes.
La educación se convierte en un tema central de su ministerio. Y desde la educación aborda distintas utopías y proyectos que, desde los niños, pueden irradiar a la cultura y a la sociedad. Estas son algunas de las propuestas:
- observar lo que les pasa a los niños y jóvenes,
- ahondar en un humanismo integrador,
- fomentar la cultura del encuentro,
- hacer de las escuelas un lugar de acogida cordial,
- apoyar a los educadores en sus esfuerzos a través de la web y de la formación.
Cuando habla de educadores, no se refiere solo al mundo escolar, sino también a las familias, a las parroquias, a centros de ocio y tiempo libre… Y nos invita reiteradamente a todos en varios sentidos:
- ¿Estamos al tanto dónde están física y espiritualmente nuestros niños y jóvenes?
- ¿Sabemos lo que les preocupa e interesa?
- ¿Coinciden nuestros ideales hacia nuestros hijos con lo que nos ofrecen los centros educativos?
- ¿Nos ilusionamos con un proyecto para ellos distinto y original?
- ¿Los animamos en la construcción de vínculos y formas de relacionarse solidarias y compasivas?
- ¿Los educamos en una mirada crítica respecto a los modelos culturales que infantilizan o que no conducen a la justicia y a la paz?
¿Cuál es la novedad, la radicalidad y la excentricidad de esta obra de misericordia? La novedad: una fenomenología radicada en la vida; la radicalidad: sin ideales de “vidrio”; la excentricidad: educar para ir a contracorriente y generar una cultura ecológica y de projimidad,
Educar al que no sabe, en definitiva, implica educar para vivir e irradiar desde pequeños la alegría del Evangelio.
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