DIEGO TOLSADA.- En nuestra cultura actual, la palabra está bastante desprestigiada. Nos parecen más sólidos los hechos (“obras son amores y no buenas razones”) o la imagen (“vale más que mil palabras”). Pero ¿de verdad todos los selfies valen más que las palabras? Sinceramente, lo dudo. ¿De verdad que las miles de fotos que nos permiten acumular las cámaras digitales valen más que algunas palabras? Sigo dudando.
Es cierto que el exceso de palabras nos pierde. Por ejemplo, Horacio, el poeta latino, habló de fatigare deos, de que a veces en la verborrea de la piedad cansamos hasta a los dioses. Y Jesús de Nazaret les dijo a los suyos: “No seáis como los paganos, que se creen que por hablar mucho, les van a hacer más caso” (Mt 6,7).
Pero es cierto también que una buena palabra, la palabra justa, es un tesoro. En nuestro mundo de usar y tirar, tenemos que hacer un esfuerzo por darle a nuestra habla el peso que puede y debe tener. Nada más destructivo que esa gente que, al oírla, tenemos la convicción de que nos está mintiendo, o está diciendo otra cosa de lo que realmente dice, o está intentando manipularnos, o está simplemente largando un torrente de palabras que no dicen nada… Así se acaba destruyendo la realidad y nuestra confianza en ella y en la gente. Y qué gozo cuando ante un poeta, un pensador o un ser querido sentimos que sus palabras tienen peso, dicen algo que merece la pena, no engañan, o son como faros que orientan o rocas sólidas en las que uno puede apoyarse confiadamente.
Y no digamos nada de las palabras-talismán, esas que tienen la capacidad y la habilidad de cargarse de prestigio, porque condensan toda la forma de sentir de una época. En el siglo XVII pudo ser la palabra “orden”; en el XVIII, “autonomía”, “razón” o “ilustración”; en el XIX, “igualdad” o “progreso”. Y ahí siguen tan frescas “libertad” o “felicidad”.
Evangelio, alegría, ecología y misericordia
¿Tenemos alguna palabra talismán para este tiempo que nos toca vivir? Sigue soplando el aire fresco de Francisco, que nos trae palabras que pueden ser auténticos talismanes.
- La primera es “evangelio”. Fue la palabra con que abrió su primer documento. Nos habla de vuelta a Jesús, de noticia buena y llena de novedad, de renovar nuestra fe y nuestra confianza.
- La segunda es “alegría”, porque el Evangelio es eso, ya que Jesús hace feliz (a su manera, pero hace feliz), porque dejarle entrar en la propia vida hace que esta estalle de gozo, porque su camino lleva a la realización plena de la vida.
- Y esa alegría se ha trasformado en alabanza a Dios por el mundo. Laudato si’ es una admirable y admirada mirada sobre este mundo nuestro. “Ecología” que no solo designa el cuidado del medio ambiente, sino “el modo sensato y sabio de ordenar la casa de todos” (que eso viene a significar la palabra). Y por eso habla de una ecología económica, social, política y cultural.
- Y otra palabra que va a sonar mucho este año será la de “misericordia”. Francisco inaugurará el 8 de diciembre el primer año jubilar de su pontificado. Y ha querido dedicarlo a la misericordia, que es “la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. Lo convoca “para consolar a cada hombre y a cada mujer de nuestro tiempo”. Dice de ella: “Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado”. (Bula El rostro de la misericordia, n. 2). Puede verse 'Misericordiosos como el Padre. Claves y propuestas para la comunidad evangelizadora' (PPC, 2015).
Cuatro palabras para este tiempo nuestro: evangelio, alegría, cuidado de la casa común y misericordia. Más que un buen programa, un buen alimento, un buen fondo de corazón, un buen horizonte, un buen talante para vivir...
Más en el blog
- Una ecología integral, por Diego Tolsada
- El camino de la cruz, un camino de encuentros, por D. Tolsada
- Alegría y misericordia: bueno, bonito y barato, por D. Tolsada
- Presentación: queremos acompañar lo nuevo, por Luis Aranguren
Otros blogs
- Jubileo: este año no tocaba... ¡pero toca!, por Paula Marcela Depalma
- Conversión ecológica es apostar por otro estilo de vida, por P. M. Depalma